Perdonar, ¿para qué?
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El perdón es una práctica antigua que ha trascendido sus orígenes religiosos para convertirse en un concepto profundamente estudiado en la psicología y las ciencias de la salud. Aunque tradicionalmente se ha asociado con la moral y la religión, en las últimas décadas ha ganado relevancia como una herramienta esencial para mejorar el bienestar personal y social. El perdón, entendido desde una perspectiva holística como la entendemos desde SomAmor, es una habilidad capaz de transformar nuestras emociones, pensamientos y relaciones, promoviendo un estado de paz y equilibrio que abarca todos los aspectos de la vida.
El perdón no es un acto de olvidar una ofensa o de pretender que nada ha sucedido, nada de eso. En su esencia, el perdón es un proceso profundo que implica liberar el resentimiento, el dolor y la culpa, y transformarlos en comprensión, gratitud y, en última instancia, en amor. Este proceso es fundamental para alcanzar un estado de bienestar integral, ya que permite reequilibrar la mente, el cuerpo y el espíritu.
Etimológicamente, el término “perdón” proviene del latín ‘per’, que significa persistir en una acción y ‘donare’, que significa donar, dar. El prefijo ‘per’ intensifica el verbo que acompaña, donare. En catalán, per-donar; en inglés, for-give; en francés, par-donner; en italiano per-donare. Así que perdonar, significa un acto de dádiva y de “seguir dando”, dar algo de nosotros mismos, de soltar lo que nos pesa internamente para transformar esa carga en un don valioso. Desde esta perspectiva, el perdón es un acto de liberación que requiere coraje y amor. No es una señal de debilidad, sino un acto de valentía que nos permite enfrentar el dolor y transformarlo en una fuerza positiva.
El perdón tiene un impacto significativo en múltiples niveles del ser humano. A nivel físico, se ha demostrado que mejora el sistema inmunológico, cardiovascular y nervioso, y que reduce los niveles de estrés. Estas mejoras no solo contribuyen a un mayor bienestar general, sino que también proporcionan una base sólida para una vida más equilibrada y saludable.
En el plano emocional, el perdón nos ayuda a regular nuestras emociones, promoviendo sentimientos superiores como la compasión, el amor, la gratitud y la alegría. Al liberar el resentimiento y el odio, creamos espacio para que se manifiesten emociones positivas que nos conducen a un estado de paz profundo y duradero.
Desde un punto de vista mental, el perdón mejora la calidad de nuestros pensamientos, permitiendo que se desarrollen ideas y creencias más optimistas y elevadas. Este cambio en nuestra forma de pensar es crucial para mantener una mente clara y enfocada, lo que facilita la toma de decisiones y la resolución de problemas en la vida cotidiana.
El perdón también tiene un impacto profundo en nuestras relaciones interpersonales. Al transformar el dolor y el resentimiento en comprensión y amor, mejoramos la calidad de nuestras interacciones con los demás, lo que conduce a relaciones más equilibradas y armoniosas. Este cambio no solo beneficia a las personas directamente involucradas, sino que también tiene un efecto positivo en la comunidad en general, promoviendo una cultura de paz y cooperación.
Finalmente, en el plano espiritual, el perdón nos conecta con una dimensión más elevada de conciencia, ayudándonos a desarrollar una identidad espiritual auténtica y profunda. Este desarrollo espiritual no solo influye en nuestra percepción de la realidad, sino que también nos permite vivir de acuerdo con una visión más holística y equilibrada de nosotros mismos y del mundo que nos rodea.
El interés científico por el perdón comenzó a desarrollarse en los años ochenta, cuando se empezó a reconocer su potencial para mejorar la salud mental y física. Lewis Smedes, en su libro “Forgive and Forget: Healing the Hurts We Don’t Deserve“, fue uno de los pioneros en destacar los beneficios psicofísicos del perdón. Desde entonces, la psicología ha profundizado en el estudio del perdón, explorando su papel en la resolución de traumas, la gestión de emociones negativas como la ira y el deseo de venganza, y su capacidad para mejorar las relaciones interpersonales.
Un aspecto clave del perdón es su naturaleza multidimensional. El perdón no solo se produce en el contexto de una ofensa interpersonal; también puede aplicarse a situaciones impersonales, como una enfermedad o un desastre natural. Esta capacidad de perdonar lo que está fuera del control humano amplía nuestra comprensión del perdón como una disposición o una actitud general hacia la vida, en lugar de un simple acto puntual.
Es crucial distinguir entre el perdón genuino y lo que algunos investigadores llaman “falso perdón” o “pseudoperdón“. El falso perdón ocurre cuando la persona que perdona lo hace desde una posición de debilidad o sumisión, sin reconocer verdaderamente la injusticia que ha sufrido. Este tipo de perdón no solo perpetúa el daño, sino que también puede llevar a una cronificación del resentimiento y el dolor. En contraste, el perdón genuino es un acto consciente y deliberado que se realiza desde una posición de fuerza y entendimiento, lo que permite una verdadera liberación emocional y psicológica.
Como conclusión, podemos decir que el perdón es una herramienta poderosa y transformadora que tiene el potencial de mejorar todos los aspectos de nuestra vida. Desde SomAmor lo practicamos y estudiamos tanto en nuestros Retiros de Presencia como en nuestro programa online Itinerario Interior, mediante ejercicios y dinámicas específicamente destinados a encarar el perdón en sus múltiples variantes y posibilidades.
Practicar el perdón no es olvidar o excusar una ofensa; es un acto de liberación que requiere coraje, amor y una profunda comprensión de uno mismo y de los demás. Para nosotros ha sido una práctica vital para nuestra superación personal y para nuestra paz interior, por eso os lo compartimos como una de nuestras herramientas básicas que creemos debéis incorporar en vuestras vidas y en vuestra mochila vital, y no solo para mejorar vuestro bienestar personal, sino también para contribuir a la creación de un mundo más pacífico y armonioso.
Gracias por leernos.
SomAmor – Alba Naudí y Salvador Gené